martes, 19 de abril de 2016

Vivir consiste en aprender a volar sin alas.

Hay personas capaces de guardar deseos dentro de lágrimas de cristal y de hacerte llorar como una cría tan solo con palabras.


El grado cero es el momento en el que entras en explosión, pero todavía no puedo explicarlo.


Pensaba que una obra de arte era un museo lleno de cuadros y esculturas hasta que me lo preguntó ella y me explicó cómo los griegos hacían arte prestando atención al movimiento de la mano en el cincel. Y eran realmente libres. Me contó que lo importante no era el resultado sino el proceso. Movimientos de muñeca bellos, armonía entre los dedos. No le dije que la belleza es subjetiva, me pareció demasiado bonito el brillo que tenía en los ojos al contarlo. La armonía nos hace eternos, eso pensé.
La vida es un poco lo mismo, ¿no? Destinos.
No, destinos no, el destino es lo que menos dura y lo que menos reconforta. La vida son caminos. Caminos y planos, planos que trazamos una y mil veces, planos que tal vez después decidimos no utilizar. Ideas. Momentos de luz. Cuando el ser despierta y la corriente salta y te ves a ti misma llena de posibilidades, te desbordas, joder. No es un vaso medio lleno, es un puto vaso que se sobra y lo deja todo perdido de vida. Cuando tienes un folio y unos lápices delante pero no pintas, sólo vuelas. Durante un momento vuelas. Y después trazas y trazas y borras, y trazas por encima del primer boceto una y hasta mil veces. Y puede que el final no tenga nada que ver con el principio. Cuando miras al futuro pero primero te miras a ti misma, y tienes tantas opciones que no llegas a verte. Como un árbol con ramas infinitas. Y piensas, y decides, y sientes, y sin darte cuenta te estás dejando grabada en un cuaderno lleno de flechas e interrogantes. Grado cero. Estás siendo. Y ser, en este momento de la Historia, es difícil. Ahí es cuando y donde de verdad vivimos. Cuando y donde nos volcamos y el alma se nos desparrama por todas partes y lo inunda todo. Y somos todo. Y es bello solamente por estas ocurriendo, es bello porque las personas somos más que cuerpos vacíos con cabezas vacías pero solo algunas nos damos cuenta. Sólo algunas tenemos por dentro mundos que estallan constantemente y se reinventan y eclosionan.
Me pidió que lo escribiese y yo pensé que me siento bella cuando escribo. Que por dentro tengo luz. Que nadie la ve pero yo la siento, y que teniendo tan solo una vida sería demasiado triste no brillar, no tener necesidad de brillar, conformarse con un envoltorio hueco. Y ahora estoy brillando y es por ella, y joder, ojalá poder agradecérselo alguna vez de manera que lo entienda.
Los romanos producían obras bellas, pero jamás vieron que la obra era lo que menos importaba. Que es un deshecho, lo que sale cuando somos de la manera más dolorosamente real que existe. Como el dióxido de carbono que sale de los pulmones, es una consecuencia de haber vivido. Pero no una causa, una causa no.
Yo quiero volar, mamá. Me da igual hasta dónde llegue y me da igual cuándo aterrizar. 
Porque volar es bello en sí mismo, y por eso no tenemos alas. Con alas sería demasiado fácil.

Vivir consiste en volar sin ellas.